Este texto de Danto nos hace reflexionar sobre la evolución del arte a lo largo de la historia y la posibilidad de que éste haya llegado a su fin, es decir que en el futuro no sufrirá ningún progreso.
Según Danton el arte ha muerto. Sus movimientos actuales no reflejan la menor vitalidad; ni siquiera muestran las agónicas convulsiones que preceden a la muerte.
Una especulación sobre el futuro del arte y las dificultades que surgen al imaginar cómo serán las obras de arte futuras o cómo serán apreciadas. Podemos pensar que puede ocurrir cualquier cosa, pero inevitablemente se parecen a otras cosas preexistentes.
Según el ensayo de Hegel, el arte parece haber perdido actualmente toda dirección histórica, y cabe preguntarse si se trata de un fenómeno temporal o si esta condición desestructurada es su futuro. De ser así, da igual lo que venga, porque el concepto de «arte» se habrá agotado internamente.
Para Danto, las fronteras entre la pintura y el resto de las artes se han hecho radicalmente inestables, el arte ha llegado a su fin, transformándose en filosofía.
El progreso pictórico, se plantea en función de la decreciente distancia entre las simulaciones ópticas real y pictórica; la óptica no es sino una metáfora para proporcionar a la mente humana una representación tan exacta. El artista introduce intenta provocar una inferencia similar a la que los objetos y acontecimientos correspondientes provocarían en el espacio y el tiempo reales.
Existe una continuidad entre el reconocimiento de imágenes y la percepción del mundo, pero la elaboración de imágenes parece ser una prerrogativa exclusivamente humana. El hecho de que requiera un aprendizaje responde a que el arte tiene una historia.
Escultores, como Bernini, han preferido que el espectador tuviera que inferir el movimiento en sus obras. Hoy en día, la expansión técnica de las posibilidades de representación convierte esta conexión interna entre temática y tecnología en la característica principal de las obras.
En cualquier caso, siempre ha sido posible imaginar, el futuro del arte construido en términos de progreso de la representación. Pero posteriormente sería posible hablar del fin del arte, como disciplina progresiva. En el momento en que pudiera generarse técnicamente un equivalente para cada modalidad perceptiva, el arte habría llegado a su fin.
Croce supone que el arte es un tipo de lenguaje, una forma de comunicación del sentimiento en la medida que la obra pueda mostrar a qué objeto remite el sentimiento expresado y empezamos entonces a reconstituir la historia del arte y no hay ninguna razón para pensar que el arte tenga una historia progresiva. El concepto de «expresión» posibilita esa interpretación, al poner en relación el arte con el artista individual. La historia del arte se convierte en la historia de las sucesivas vidas de los artistas.
No Hay una historia lineal, sino expresiones distintas, los periodos se suceden uno a otro, cada periodo delimita un mundo diferente. Según Spengler, en el futuro habrá arte, pero no será nuestro arte.
El estadio histórico del arte finaliza cuando se sabe lo que es el arte y lo que significa. Los artistas han dejado el camino abierto para la filosofía, y ha llegado el momento de dejar definitivamente la tarea en manos de los filósofos.
Hegel plantea la necesidad de una «ciencia del arte» que no tiene el menor parecido con la disciplina académica de la historia del arte que hoy conocemos, sino que es más bien una especie de filosofía cultural similar a la que él estaba elaborando.
La decoración, la auto-expresión y el entretenimiento son, obviamente, necesidades humanas perdurables. El arte siempre tendrá un papel que desempeñar si los artistas así lo desean. Su libertad acaba en su propia realización, pero siempre dispondremos de un arte servil. Las instituciones del mundo del arte.
Emanuela Ligal, "Crítico de arte"
No hay comentarios:
Publicar un comentario