miércoles, 2 de marzo de 2011

LÁGRIMAS EN LA LLUVIA. DEBATE SOBRE LA EDUCACIÓN ARTÍSTICA Y LA POSMODERNIDAD. CARLOS ESCAÑO

El currículo posmoderno en Educación Artística

Legitimación del conocimiento. Segundo conflicto moderno-posmoderno.

     La posmodernidad supone un acierto democrático, que afecta a todos los ámbitos del saber. No es que la modernidad  haya supuesto un retraso, sin embargo, u
na actitud predominantemente modernista en el contexto educativo presente no es beneficiosa.
     El último tercio del siglo XX, época posindustrial, se caracteriza por la pérdida de la fe en el proyecto moderno, en la gran mayoría occidentalizada. La posmodernidad es un hecho, no una nueva teoría de la cultura y de la sociedad, pues si así fuera, sería una contradicción y se convertiría en un nuevo metarrelato anunciando el final de todos los metarrelatos.
     Supone una descripción de lo que acontece, se podría sustituir por “actualidad” y podría ejemplificarse en la expansión massmediática, el superdesarrollo tecnológico, y demás acontecimientos que influyen en el presente, por lo que sería más acertado hablar de posmodernidades, ya que tiene un carácter plural.
     La posmodernidad busca soluciones, que admiten la pluralidad y no pretenden ser totalizantes; busca la legitimación local del saber a través de pequeños relatos, teniendo una actitud dialógica, tratando de encontrar el consenso como un medio y no como un fin.
     Se admiten la duda, la incertidumbre, el equívoco y la revisión. No se trata de buscar una respuesta absoluta, por lo que este debate aún sigue abierto.

Educación y posmodernidades

     La posmodernidad apuesta por la autocrítica, y posiblemente esta actitud es la que da sentido a la práctica cognitiva y educativa posmoderna,  provocando una búsqueda continua de soluciones, revisiones y enmiendas, no hay una preocupación teórica, sino un propósito práctico.
     La situación posmoderna se encuentra con nuevos retos culturales, como serían: la revolución cognitiva y la influencia de las ciencias sociales en la educación, la intrusión de las nuevas tecnologías de forma integral y generalizada y los nuevos avances en la investigación pedagógica.
La cultura occidental se encuentra actualmente en una situación de apertura y mestizaje como consecuencia de la actitud crítica posmoderna, que, por supuesto, afecta a la educación.

Una Educación Artística en la posmodernidad.

     El eclecticismo posmoderno supone una intedisciplinariedad para adaptarse al presente, acercándose al entramado sociocultual bajo la óptica específica de la expresión artística. La evolución visual  y audiovisual es uno de los nexos de unión de dicho entramado, apoyándose en la idea de pequeños relatos.
     El punto de partida se genera a través de la pluralidad, intentado integrar el conocimiento dentro de una propuesta heterogénea. La construcción cognitiva en la Educación Artística se realizará por el alumnado y el profesorado, ejerciendo éste un papel de director-intérprete.
     El segundo punto es que el conocimiento constructivo se apoya en el uso transversal de disciplinas y culturas. La subjetividad cobra legitimidad por encima del conocimiento dado. Se sustituye el gran relato por los pequeños relatos y se critica los fundamentos del discurso moderno sobre la Educación Artística.
     La Educación Artística del siglo XXI preconiza como reflexiones prioritarias: la problemática cognitiva, la representación como distorsiones de conceptos, nueva concepción espacio-temporal, identidad personal y de la minoría, el rol fundamental de los lenguajes y de la imagen en la elaboración de las identidades, la resolución de problemas presentes, la revalorización de los continentes frente a los contenidos, la interdisciplinaridad y la diferencia como valor clave en las relaciones humanas.
     Se desencadena una transformación de los contenidos de forma drástica y dramática: no tienen porqué venir dados por expertos, el conocimiento deber ser socialmente construido por el profesorado y alumnado y el contenido está situado histórica y culturalmente, no existe una verdad universal.
     La evaluación se aleja de los patrones conductistas y se acerca a un enfoque más cualitativo que pretenda entender, interpretar y valorar. No hay más remedio que dar soluciones a un proceder cognitivo que está sujeto a cambios continuos y acelerados.
     El campo del Arte en la actualidad se caracteriza por la disolución de sus límites, los objetos artísticos se muestran para ser comprendidos más que para ser vistos.
     Las relaciones epistemológicas se sitúan en un entorno sociocultural integral,  la sociedad es una  conjugación de individuos y no sólo  una extensión de éstos. El currículo debe asumir nuevos retos: el reciclaje, el pluralismo, el conflicto conceptual, el eclecticismo, la consideración de todos los participantes y la democratización; estará sometido a un continuo proceso creativo.
      Cultura Visual es interdisciplinar, por lo que un proyecto curricular sostenido en ella podría trabajar a partir de las siguientes ideas: no adoptar una postura unívoca, sustituir la idea de “asignatura” por “perspectiva de estudio”, pasar de un currículo de destrezas a uno de incertidumbres, la imagen no es lo que se percibe, sino un reflejo de la realidad básica. Pretende a través de la imagen y la tecnología, enfrentarse al mundo que nos rodea de una manera crítica utilizando el análisis cultural y el juicio moral.
     Estoy de acuerdo con que estas propuestas curriculares no son el mejor de los sistemas, sino el menos imperfecto, el más idóneo para adaptarse a la complejidad de nuestro contexto actual. El sistema es complejo y flexible. En conclusión podríamos admitir la ironía que este hecho supone y aceptarla como una característica de la posmodernidad, uno de los métodos deconstructivos para elaborar una estructura pluripersonal, una edificación social y construida entre todos.

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